Misterios de Teotihuacán

En el año 2005 recibí el encargo de dirigir y realizar una serie documental en formato “largo recorrido” y con un contenido realmente apasionante: antiguas civilizaciones. El primero de estos capítulos abordaba, entre otras, la desaparecida cultura de Teotihuacán.

Conocía la existencia de la misma desde siempre, ya que la etnografía y la antropología me habían interesado desde mi primera juventud y los misterios que rodean la evolución cultural del ser humano me han apasionado tanto o más que la propia cinematografía.

En este sentido, Teotihuacán es una fuente inagotable de misterios que obviamente desbordan el objetivo de este articulo y que han dado lugar a cientos (sino miles) de estudios, libros e incluso (como es el caso) series de televisión.

Para este trabajo la Productora (Telesur90) decidió proveernos de dos flamantes (prácticamente recién salidas al mercado) Canon XL2, armadas con 3CCDs de exploración progresiva de 1/3 de pulgada y 800.000 píxeles (hoy, en los días del 4K, obsoletas). En aquellos momentos eran unas cámaras bastante versátiles, que grababan en digital, vía Mini DV y una calidad muy aceptable para lo que se podía encontrar entonces en esa relación precio/calidad final. Además su proco peso y lo ligero de los trípodes sobre los que se montaban hacían de ese equipo una buena elección para este tipo de formatos donde uno debe grabar en distintos sitios del planeta, alejados entre sí, y en condiciones, la mayoría de las veces adversas (selvas, desiertos, ríos…) Objetivos estándar (Distancia Focal 5,4 mm a 108 mm /equivalente a 35 mm: 51,8 mm a 1.036 mm) con ópticas muy troteras. Por cierto ya grababan en 16:9. Conexiones de audio XLR y la ya obsoleta (FireWire) IEEE1394 como puerto de comunicación principal de llegada al disco duro.

Las primeras noticias que los occidentales tuvieron sobre el valle sagrado de Teotihuacán fueron a través de los hombres de Hernán Cortes en el siglo XVI. De él se cuenta que  pudo visitar el valle en numerosas ocasiones en sus guerras contra el imperio Azteca. Cuando los españoles preguntaban a los nativos acerca de los orígenes de aquellas magnificas e impresionantes ruinas, acerca de quienes habían podido construir aquellos colosales e imperecederos edificios, palacios, pirámides y avenidas, los Aztecas se limitaban a contestar que ellos no habían sido los constructores sino los llamados Quinanatzin, a los que ellos consideraban una raza de Dioses Gigantes venidos desde el cielo en tiempos del Segundo Sol.

En cualquiera de los casos estos desconocían el verdadero nombre de aquella espectacular ciudad que decidieron llamar Teotihuacán que en su lengua significaba “Ciudad donde los Hombres se convierten en Dioses”. De igual manera denominaron a las dos pirámides principales de la ciudad con los nombres Tonatiuh o Casa del Sol (la más grande de ambas)  y Meztl  Itzaquati o Casa de la Luna. El conjunto es simplemente impresionante y los propios Aztecas insistieron a los Españoles con gran vehemencia en el hecho de que cuando ellos llegaron, hacía ya muchos siglos que todo aquello estaba abandonado, siendo su uso muy restringido, básicamente destinado a determinados ceremoniales religiosos.

Muchos han sido los investigadores (arqueólogos, etnógrafos, historiadores, antropólogos…) que han pasado por estas tierras mágicas. Así concluida la conquista militar por el ejército de Hernán Cortés y sus aliados indígenas, cronistas del siglo XVI como Sahagún o Mendieta, pero también Torquemada y algunos más, hablaron de  Teotihuacán, como la ciudad misteriosa en donde enormes templos habían sido erigidos en los tiempos antiguos.

Probablemente la primera excavación (en la Pirámide del Sol) fue llevada a cabo por Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700) pero va a ser sobre la segunda mitad del siglo XVIII cuando tiene lugar la primera publicación en la que se habla de forma oficial de Teotihuacán. Me refiero a la  «Historia antigua de México» del padre jesuita Francisco Javier Clavijero, que fue publicada en Italia.

Posteriormente en 1803 Alejandro de Humboldt, que también escribe interesantes comentarios al respecto, coincidiendo con el padre jesuita y otros autores e investigadores que mantienen la existencia de unas estatuas hechas en piedra y cubiertas de oro, que fueron expoliadas, en su momento por los soldados de Cortes … Finalmente el Barón tuvo el mérito de haber sido el primero que realizó una comparativa entre estas pirámides mesoamericanas y las egipcias, dando origen a toda una línea de estudios al respecto que dura hasta nuestros días.

En 1864 se realizan labores de medición junto con algunas excavaciones por parte del equipo del ingeniero Ramón Almaraz. Con motivo de los mismos se levantan los primeros planos fiables del asentamiento. Posteriormente Desiré Charnay («Les anciennes villes du Nouveau Monde») realiza excavaciones en la ciudad introduciendo uno de los adelantos tecnológicos más fascinantes de todos los tiempos ¡la cámara fotográfica!

Otro peldaño en el estudio de Teotihuacán lo marca Leopoldo Batres, pionero de la arqueología moderna en nuestro tan querido México y al que debemos el hecho de la exhumación del llamado Templo de la Agricultura, muy cerca de la Pirámide de la Luna. Sus trabajos, no exentos de polémica (como la generada a raíz de las reconstrucciones realizadas en la Pirámide del Sol) consolidaron la creación del Museo del asentamiento, que ha ido sustituyéndose por otros más modernos con el paso de los años.

En 1.905, Batres inició las excavaciones en Teotihuacán limpiando de escombros, tierra y demás tanto la base como la superficie de la Pirámide del Sol, tarea que le llevo no menos de cinco años.

 Lo realmente curioso del asunto es que todas esas toneladas de tierra habían sido vertidas allí por los propios moradores de la ciudad en un intento, tal vez, de esconder o aislar la Pirámide del resto de la ciudad o esta del resto del mundo. Un gran misterio que todavía está pendiente de resolver…

¿Por qué sus antiguos habitantes vertieron miles de toneladas de tierra sobre la ciudad? ¿Con que objetivo? Como quiera que fuese, la Pirámide estaba cubierta por no menos de cuatro metros de tierra en toda su extensión, que se supone fueron cuidadosamente depositados antes del abandono de la ciudad…  ¿Por qué lo hicieron?

Entramos en el terreno de los misterios y las elucubraciones…

En realidad la primera pregunta que debemos plantearnos es acerca del origen del propio asentamiento y del pueblo que lo llevó a cabo. Cual de entre todas las culturas mesoamericanas coincidentes en el tiempo, tuvo la capacidad (y la voluntad) de llevar a cabo semejante proeza arquitectónica. Aunque el tema es muy complejo y poco pacifico podemos aventurar (siguiendo a parte de la arqueología oficial)  que el origen de Teotihuacán se puede datar entre los siglos I y III de nuestra era, y que probablemente fue abandonada (quizás no sea esta la expresión más apropiada) en torno al 700 o 750, aunque hay quienes sitúan este hecho tanto con anterioridad como posteriormente (en un abanico de unos cien años).

Parece ser que la agricultura fue la actividad económico-social que fundamento el apogeo de la misma, que según algunas fuentes llegó a contar con no menos de ¡200.000 habitantes! Realmente si lo comparamos con la población media de muchas ciudades actuales supone todo un hito. Pero también un reto. Canalizaciones, abastecimiento (fundamentalmente de agua y comida) mantenimiento de la limpieza y el orden, enterramiento… En fin, daría para escribir varios tomos. Entre las muchas opiniones que hay al respecto, destacaré aquella que apuesta por asimilar sus pobladores originarios con una mezcla de pueblos autóctonos mesoamericanos, entre los candidatos se encontrarían los totonacos y los nahuas. También se estudia la influencia de la cultura Tolteca sobre los mismos…

Pero básicamente hablamos de conjeturas.

Siguiendo la gran avenida (realmente imponente) conocida por la Calzada de los Muertos (que compone el eje norte-sur del conjunto) cuya orientación hacia el este presenta una desviación con respecto al norte geográfico de 15 grados y 30 minutos acabamos en la denominada Pirámide de la Luna (en torno a los 43 metros de altura) que compite a lo largo de este impresionante desarrollo arquitectónico con la del Sol, la más grande del conjunto con 63,5 metros (aproximadamente) de altura. Con 238 escalones posee una gruta en su interior, además de distintos túneles y características matemáticas, físicas y ópticas, que harían este articulo interminable, siquiera las mencionara por encima.

Durante la grabación de nuestro documental tuvimos la gran suerte de coincidir con el reputado profesor de la ASU (Universidad Estatal de Arizona, USA) Saburo Sugiyama, que dirigía una serie de excavaciones, fundamentalmente en la Pirámide de la Luna. Precisamente allí pudo descubrir bajo la actual construcción otras siete pirámides superpuestas una sobre otra hasta presentar el aspecto que hoy todos podemos ver en la Pirámide de la Luna. Es el equivalente a las capas de la cebolla, se quita la primera y aparece la segunda, la tercera, etcétera.

Si es complicado establecer el origen de este pueblo, e incluso identificarlo como tal, podemos encontrar todavía más misteriosa la causa (o causas) del abandono de su ciudad y asentamiento principal. Por qué esta cultura constructora, decidió abandonar el valle se nos presenta como un fenómeno desconocido aun hoy en nuestros días, siendo muchas las explicaciones (tantas como opiniones) que se dan al respecto.

Se apuesta por concluir que la decadencia y posterior abandono vino de la mano de las luchas tribales entre los distintos clanes o familias y los consiguientes desordenes sociales que estas situaciones llevaron aparejadas. Pero tampoco hay pruebas significativas de destrucción por guerra o conflicto… En cuanto a las causas naturales se baraja como mejor opción para acabar con este pueblo de base agrícola la sequía pertinaz e irremediable. Parece ser que los desórdenes sociales, junto con fenómenos de origen natural y los incendios provocados en la ciudad (como hoy si parecen estar bien constatados) conformaron un cúmulo de sucesos que trajo en su conjunto el final de aquella cultura mesoamericana. Nuevamente más conjeturas.

En definitiva, con haber avanzado mucho en los últimos cien años en el conocimiento que tenemos sobre esta maravilla de la civilización humana, siguen siendo los misterios que rodean tan profunda manifestación social y cultural fuente inagotable de estudio. ¿Cómo pudo este pueblo poseer los conocimientos matemáticos y astronómicos necesarios para realizar la construcción de tal portento arquitectónico careciendo de un pilar tan fundamental para el desarrollo de la civilización como es la escritura?

Pero además tengamos en cuenta una última anotación: no tenían herramientas de metal, no poseían animales de carga y, sobre todo, desconocían la rueda. Y a pesar de todas estas carencias edificaron una urbe magnifica, que todavía hoy, más de mil años después, nos maravilla y sobrecoge cuando tenemos la suerte de poder pasear por sus calles y recogernos a la sombra de sus Pirámides.

Doctores tiene la Iglesia.

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Misterios de Teotihuacán
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Misterios de Teotihuacán
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Un documental en formato “largo recorrido” con un contenido apasionante: antiguas civilizaciones.
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Patxi Grande
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